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Finalmente, el presidente Néstor Kirchner firmó ayer el proyecto de ley que prevé expropiar el Hospital Francés, cederlo al PAMI y transformarlo en una suerte de "institución modelo de la tercera edad", según palabras de la titular del organismo, Graciela Ocaña. El hospital hoy vive el final de una crisis que se inició en 2002 (ver Claves...) y está en convocatoria de acreedores con un pasivo de más de 250 millones de pesos.
Mientras, quedan 16.300 afiliados cautivos de una prepaga (Cefran) vaciada. Como la mayoría son mayores de 50 años o sufren enfermedades oncológicas o crónicas, consideradas preexistentes, las otras prepagas no los aceptan. Lo denuncia la Asamblea de Asociados, que también afirma que siguen pagando su cuota pero les dan turnos hasta para dos meses después, no cuentan con una red de farmacias para comprar remedios con descuento y les cerraron los servicios de Obstetricia y Pediatría.
En declaraciones hechas a Clarín, Ocaña subrayó que se prevé "garantizar a los 1.200 trabajadores que continúen con sus tareas" y que "se respetará la cobertura a los 16 mil afiliados del Cefran". También explicó que la figura de la expropiación "les permite tanto al Estado como al PAMI resguardarse de toda la situación anterior del concurso", incluyendo los más de 250 millones de pesos en su pasivo.
Pero la salud de los pacientes no puede esperar. "Hace un año tuve una operación oncológica de vejiga —cuenta Jorge Vega, integrante de la Asamblea—. Ninguna prepaga me acepta cuando lo digo y si lo oculto, si después tengo algún problema no me lo van a cubrir." Cristina Livigni sufre de reuma y tampoco la admiten. "Además, después de los 60 años no te quiere tomar nadie", dice.
Según cifras del PAMI, el 64% de los afiliados al Francés son mayores de 50 años, el 17% tiene entre 30 y 40, y el 19% entre 0 y 29. Todos siguen pagando sus cuotas, que promedian los $ 90 y son utilizadas hasta ahora por la intervención del Gobierno nacional para sueldos e insumos. Algunos asociados, incluso, pagaron por adelantado hasta diciembre de 2008. Sin embargo, se quejan de que no reciben un servicio acorde a una prepaga.
"Me tengo que controlar una vez por mes por un tratamiento dermatológico, pero desde diciembre no veo un médico —cuenta Olga Antar—. Hay dos dermatólogos y conseguir turno es imposible."
Los afiliados también denuncian que en la única farmacia interna del hospital los pacientes oncológicos reciben sus medicamentos a cuentagotas.
La dueña del hospital desde 1832 es la Asociación Francesa Filantrópica y de Beneficencia. Con la expropiación, la Asociación deberá cargar con su deuda.
Ocaña le aseguró a Clarín que el interés del PAMI por el Hospital Francés, además, se relaciona con que en los últimos años la obra social perdió 480 camas por el cierre de sanatorios privados, como el Antártida o el Israelita.
¿Qué pasará con los afiliados al Francés? "Estamos relevando cuántos pertenecen o se pueden afiliar al PAMI, para que dejen de pagar la cuota y reciban cobertura a través del hospital por medio del PAMI —dice Ocaña—. En cuanto a los que tienen enfermedades preexistentes, estamos organizando un fideicomiso y diseñando un esquema que garantice su atención en el Francés. Esta gente ocasiona gastos por un monto mayor al que paga y la idea es cubrir esa diferencia con un subsidio. El sistema funcionará para los afiliados que quedan y no se aceptarán nuevos."
Los trabajadores y afiliados están de acuerdo con el pase del Francés al PAMI. "Pero queremos que nos mantengan la misma prestación de una prepaga", explica Jorge Vega. Ocaña dice que eso no es posible: "Sería injusto; queremos elevar la atención para todos. Además, la prepaga del Francés está fundida."
Vega retruca: "El Estado también es responsable de lo que pasó y nos debe una solución."
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